Análisis Político
En el corazón de Ayacucho, donde las tradiciones laten con fuerza, el arte de la cerería se mantiene vivo gracias a manos sabias como las de Benjamín Hurtado, maestro artesano que ha heredado esta milenaria técnica de sus padres.
La cerería ayacuchana, declarada Patrimonio Cultural de la Nación, es una expresión artística que combina fe, tradición y creatividad. Con delicadeza y precisión, Benjamín transforma la cera en velas, flores, mazorcas (choclos) y otras figuras ornamentales que cobran protagonismo en las celebraciones religiosas, especialmente durante la Semana Santa, una de las más emblemáticas del país.
Cada pieza elaborada por este artesano es única. Sus manos moldean no solo figuras, sino también parte del alma de Ayacucho, elevando estas creaciones a símbolos de identidad y devoción. En cada procesión, las obras de Benjamín embellecen el recorrido, llenando las calles de color, aroma y tradición.
Gracias a su dedicación, la cerería no es solo un arte que sobrevive, sino una herencia viva que continúa iluminando las festividades religiosas de la región, traspasando generaciones y consolidando el orgullo de todo un pueblo.